El Ayuntamiento de Astorga (León, 10.300 habitantes), gobernado del PP, ha preparado una fiesta juvenil de temática Halloween en la casa museo Panero, donde la localidad recuerda el legado cultural de la célebre familia de poetas y escritores, escenario también de la película documental El desencanto, de Jaime Chávarri (1976). En una carta dirigida al alcalde, José Luis Nieto, el presidente de la Asociación de Amigos de la Casa Panero, Javier Huerta, pide al Consistorio la suspensión de la actividad y recuerda que en la localidad hay “otros ámbitos más idóneos para que este festejo pueda desarrollarse sin merma de la dignidad y el debido respeto a unos valores que debieran ser sagrados”. En un comunicado paralelo, la asociación considera un “increíble despropósito, que raya en la provocación y el escarnio, la caprichosa conversión de un ámbito concebido para el disfrute de la cultura en un espacio de celebraciones lúdico-recreativas, por completo ajenas al espíritu y los fines que animaron la creación de este museo”.
En respuesta, el concejal de Fiestas y Juventud, Borja González, ha reivindicado el festejo porque el inmueble es una “instalación pública”; es más, ha instado a celebrar allí “eventos no tan elitistas como anteriormente”. El edificio donde vivieron los Panero se ha readaptado recientemente como museo y alberga manuscritos, libros y obras de los miembros de la familia, así como colecciones de cuadros y otros elementos de valor cultural.
El plan del Consistorio maragato consiste en celebrar Halloween en una vivienda que el concejal González describe como “un gran castillo abandonado”. En el inmueble se instalará una casa del terror con recorridos para niños por las habitaciones y pasillos decorados para la ocasión. También se ha organizado un taller de pintacaras y un juego de escape a modo de laberinto con diferentes pruebas que deberán resolver grupos de participantes. Todo, según el edil, para que el museo tenga una actividad “no tan elitista” como la que viene desempeñándose en ese caserón, reconvertido en visitable y espacio cultural en 2022 por el Ayuntamiento anterior, del PSOE con Izquierda Unida.
La Asociación de Amigos de la Casa Panero clama contra esta medida consistorial, que transforma “un espacio dedicado a la exaltación de los valores culturales de la ciudad y a la custodia y exhibición del importante legado de sus hijos más ilustres en una casa del terror”. En su carta al alcalde, lamenta la resolución y que esta se ampare en la titularidad pública del edificio: “No todas las instalaciones valen para todo. En el comunicado, el colectivo lamenta que “los niños y jóvenes a los que, tan alegre como irresponsablemente, se invita a ocupar este lugar emblemático de la cultura española entren en él por vez primera para correr, jugar y divertirse […] Todo un dislate y un insulto a la educación y la cultura”.
Huerta, catedrático de Literatura Española, sugiere al Ayuntamiento que los niños para los que se ha organizado esta actividad reciban, en cambio, más formación acerca de estos vecinos ilustres y conozcan mejor ese “pedazo de la historia de Astorga, de su literatura, su arte y su música, y que, de este modo, puedan sentirse orgullosos del pasado de la ciudad en la que han nacido”.
En conversación con EL PAÍS, el alcalde afirma que va a responder a las quejas con respeto, pero que va a mantener el programa previsto porque “no hay ninguna fiesta” más allá de las actividades para niños, que se complementan con más planes por el resto de Astorga. “En el Museo de Arte Contemporáneo de León se hacen actividades culturales para niños, no hay mucho más que contar”, manifiesta, y recuerda que Astorga invirtió tres millones de euros municipales para restaurar el hogar de los Panero. “Es para niños, no para borracheras o despedidas de soltero, igual ayuda a dar a conocer la casa”, comenta, evitando pronunciarse sobre si el uso actual es “elitista” como ha señalado su concejal. En 1970, añade el regidor, los Panero consintieron que se grabara allí una película de suspense, El bosque del lobo, de Pedro Olea, con figurantes locales.
La casa museo recoge el legado de los Panero, familia artística considerada históricamente “maldita” y cuyo patriarca, Leopoldo Panero, fue considerado uno de los principales poetas del franquismo. Miembro de la Generación del 36, Leopoldo Panero nació en 1909 en Astorga y falleció en 1962 en Castrillo de las Piedras, otro municipio de León. En esa casa residió con su esposa, la escritora Felicidad Blanc, y sus tres hijos: los poetas Juan Luis y Leopoldo María Panero y el intelectual José Moisés, apodado Michi. La vivienda, visitable para el público desde su restauración, aloja obras de la familia, partituras, libros de etnógrafos e historiadores como Luis Alonso Luengo y José María Luengo o músicos como Evaristo Fernández Blanco, además de posesiones de Ricardo Gullón, premio Príncipe de Asturias. La morada de los Panero alberga también las cartas del patriarca con el premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, la máquina de escribir con un poema original de Leopoldo María o cuentos de Michi de la época de la Movida madrileña.
“¿Es esto cultura elitista? ¿Es mejor la cultura populista, hoy por desgracia tan de moda? ¿Qué mejor cometido puede tener una instalación pública, sufragada con el dinero de todos, que exponer y difundir un legado cultural que debiera ser orgullo para la ciudad?”, se pregunta Huerta en la misiva enviada al alcalde para intentar cambiar la ubicación de estas actividades trazadas para Halloween, “que me consta ha alarmado ya a diversos sectores de nuestra cultura a nivel nacional”.
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