martes, octubre 8

Los daños colaterales del desvío del Ozempic para perder peso: miles de diabéticos empeoran su estado | Sociedad

Las rutinas de Sergio López de Abaria dieron un vuelco hace dos años cuando las inyecciones de Ozempic empezaron a escasear en las farmacias españolas. Como ocurrió con decenas de miles de personas con diabetes tipo 2, este taxista de Valencia de 59 años pasó de pincharse una vez a la semana y poder dedicar todo el tiempo a las actividades habituales a tener que pasar horas cada día yendo de una farmacia a otra en busca del medicamento. “No había forma de encontrarlo”, recuerda.

Finalmente, como los problemas de suministro se prolongaron debido al uso masivo fuera de indicación del Ozempic para perder peso, los médicos tuvieron que cambiarle el tratamiento y prescribirle Rybelsus, otro fármaco con el mismo principio activo —la semaglutida—, pero con una gran diferencia: se administra por vía oral con una pastilla. “No me ha ido bien. Yo la tomaba como me explicó la endocrina, todas las mañanas en ayunas, pero se me dispararon los niveles de glucosa”, lamenta López de Abaria.

“Ha sido un problema frecuente con el que nos hemos topado muchos médicos. Los datos que hemos analizado muestran que para un porcentaje importante de los pacientes el cambio del Ozempic [subcutáneo] al Rybelsus [oral] ha sido perjudicial. Más del 50% han visto como empeoraban sus niveles de glucosa. Otros, han ganado peso”, afirma Rosa Casañ, médica especialista en Endocrinología en el Hospital Clínico de Valencia.

Rosa Casañ, endocrina en el Hospital Clínico de Valencia.
Rosa Casañ, endocrina en el Hospital Clínico de Valencia.Mònica Torres

Casañ presentó, en el reciente congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED), celebrado en Granada, un estudio que pone en evidencia un problema que ha afectado a decenas de miles de personas en España, aunque ni el Ministerio de Sanidad ni Novo Nordisk —la farmacéutica fabricante de ambas presentaciones— ofrecen datos precisos. “Solo en mi hospital, que atiende a una población de 360.000 personas, han sido casi 900 los pacientes a los que hemos tenido que cambiar el tratamiento. Al principio vimos sorprendidos que los pacientes volvían tres meses después de haber empezado el tratamiento oral con niveles de [hemoglobina] glicosilada notablemente más elevados, lo que muestra un peor control metabólico”, destaca esta especialista.

Fuentes de Sanidad explican que el consumo de Rybelsus se ha multiplicado por tres en 2023 respecto al año anterior. “Pero hay que tener en cuenta que esto puede reflejar los problemas de suministro del Ozempic, pero también el hecho de que se trata de un fármaco nuevo [salió al mercado a finales de 2021] y de las preferencias de pacientes y médicos por esta vía”, precisan estas fuentes.

Una de las razones que explican los problemas ha sido, según todos los expertos consultados, lo abrupto del cambio. En relativamente pocas semanas, las farmacias se quedaron sin Ozempic y hubo que modificar decenas de miles de tratamientos hacia el Rybelsus. “Todo cambio puede tener inconvenientes y, en este caso, médicos y pacientes tuvimos que hacerlo muy rápido. Aunque tengan el mismo principio activo, son en realidad dos medicamentos muy distintos. Hay que explicar muy bien al paciente cómo tomar las pastillas y quizá esto no se hizo o no se pudo hacer de forma adecuada en todos los casos”, añade Casañ.

Antonio Pérez, presidente de la SED hasta el congreso de Granada, insiste en que “el Rybelsus debe tomarse por vía oral una vez al día, con el estómago vacío y medio vaso de agua, y esperar al menos 30 minutos antes de comer, beber o tomar otro medicamento”. Cualquier cambio en esta rutina, incluso tomar la pastilla con más o menos agua que la indicada, puede influir en la cantidad de semaglutida absorbida por el organismo y, por tanto, en la efectividad del tratamiento. Un hecho que, además, puede verse acentuado si el paciente sufre algún trastorno o dolencia intestinal.

Francisco Javier Ampudia, actual presidente de la SED, destaca que la reducida absorción de la semaglutida por vía oral explica este estrecho margen. “Por esta vía solo se absorbe aproximadamente el 1% de la cantidad ingerida. Tomar una pastilla diaria de Rybelsus de 14 mg durante siete días equivale a un pinchazo semanal de Ozempic de 1 miligramo [una cantidad 100 veces inferior]”, precisa.

Además de ser un medicamento que exige más disciplina a la hora de tomarlo, en algunos casos parece que el Rybelsus simplemente no funciona muy bien. “No sabemos por qué, pero hay pacientes que parece que no absorben bien el fármaco por vía intestinal. Los ensayos ya mostraban diferencias en los niveles plasmáticos alcanzados, pero desconocemos por qué hay casos en los que esto es tan acusado”, explica Casañ.

Sergio López de Abaria es uno de estos pacientes. Dentro de las listas de espera que muchas farmacias ya tienen para distribuir las escasas dosis disponibles de Ozempic, algunas han abierto otro listado prioritario para pacientes como él. “Hemos tenido que pedir que nos hicieran este favor por recomendación de los médicos. La alternativa es volver a pincharme insulina y todo lo que eso implica, algo que por mi trabajo de taxista no me va nada bien”, explica.

José Jodar, en una imagen tomada en febrero en Sevilla.
José Jodar, en una imagen tomada en febrero en Sevilla. PACO PUENTES

José Jodar, impresor jubilado de 70 años que vive en Sevilla, es otro de los pacientes que tuvo que empezar a tomar Rybelsus hace dos meses ante la imposibilidad de conseguir Ozempic. “Mi médico me dijo que si conseguía las inyecciones, me las pusiera, y si no, que tomara las pastillas. En estos dos meses, habré estado la mitad del tiempo con cada forma. Y he notado que los niveles han aumentado un poco. Si lo habitual era que estuviera a 110, ahora muchas veces estoy a 130 o 135 siguiendo con la misma vida”, detalla.

El endocrino de Jodar es Cristóbal Morales, que ejerce en los hospitales Virgen de la Macarena y Vithas de Sevilla. “Mi impresión en la práctica clínica, y también habiendo participado en ensayos clínicos, es que ha sido positivo disponer de dos alternativas como Ozempic y Rybelsus porque nos permite cubrir mejor perfiles de pacientes distintos. Hay algunos que te refieren más efectos secundarios con las pastillas o que se sienten más cómodos y tienen mejor adherencia con uno de los dos. Pero, como en todo cambio, pueden surgir algunos problemas o diferencias en los resultados clínicos”, explica.

Un mensaje optimista que comparten todas las fuentes es que lo peor de los problemas parece haber pasado. No porque las incidencias de suministro de Ozempic hayan terminado, sino porque ahora se inician menos tratamientos con estas inyecciones. “No lo vas a recetar a los enfermos para que luego se angustien buscándolo por las farmacias. Así que, salvo en los casos que realmente es necesario el Ozempic, la mayoría de nuevos pacientes empiezan con Rybelsus. Hemos aprendido lo importante que es explicar bien a los pacientes cómo tomar las pastillas, estos son más conscientes y, si hay algún problema, lo detectamos antes. Ya no tenemos que hacer tantos cambios y lo esperable es que los pacientes tengan un mejor seguimiento y evolución”, concluye esta especialista.

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