Rusia está pisando el acelerador en el frente de Donetsk. En esta provincia del este de Ucrania, las fuerzas invasoras están aprovechando la creciente debilidad del arsenal ucranio y también la meteorología: las escasas lluvias y las altas temperaturas están permitiendo que sus columnas de blindados puedan rodar sin problemas. Hay vídeos difundidos por cuentas militares rusas que muestran el transporte de la infantería en estos vehículos incluso hasta las primeras posiciones de defensa ucranias.
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Ucranias, Oleksander Sirskii, advirtió el sábado del retorno del protagonismo de tanques y otros blindados en gran número en la ofensiva rusa. Esto es gracias a que todavía no se están produciendo las lluvias de primavera que convierten el campo en un lodazal que frena las orugas militares. Sirskii reconoció que el mapa de la guerra en Donetsk había “empeorado significativamente”. “La situación en el frente es siempre complicada, pero ahora más, especialmente en el sector de Donetsk”, corroboró el domingo el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. El invasor tomó pleno control el sábado del municipio de Pervomaiske, al oeste de Avdiivka. Esto significa que desde febrero, cuando las tropas rusas conquistaron Avdiivka, han avanzado 10 kilómetros. Precisamente, fue en Pervomaiske donde perdió la vida el pasado diciembre el catalán Pau Heras, enrolado como soldado en la 59ª Brigada Motorizada de Ucrania.
Desde Avdiivka y desde la vecina ciudad de Donetsk, Rusia está progresando por dos flancos hacia el municipio de Pokrovsk, base de la retaguardia en esta zona sur de la provincia. Un vídeo que ha aparecido del avance ruso en este sector del frente muestra la ausencia de fuego de artillería y de lanzacohetes antitanque para detener las columnas rusas de blindados. Solo algunos morteros intentan frenar el progreso de los vehículos de infantería enemigos, que llegan hasta una trinchera ucrania. La principal arma con la que cuenta hoy Ucrania es su flota masiva de drones, que están permitiendo mantener a raya al enemigo pese a la superioridad rusa en todos los ámbitos.
“Lo único que está evitando que los rusos rompan todo el frente son nuestros drones FPV [con cámara y visión remota], el 90% de los cuales los han donado civiles o los compran las mismas unidades militares”, afirmó el 12 de abril a The Telegraph el teniente coronel ucranio Pavlo Kurilenko. “Hace un año, la situación respecto a la munición y la equipación era mala, ahora es terrible”, subrayó Kurilenko, uno de los comandantes de mayor prestigio en Ucrania. Zelenski ya advirtió el 29 de marzo en The Washington Post que los drones no pueden sustituir la munición de la artillería, ni las baterías antiaéreas, ni el armamento de largo alcance que permite interrumpir líneas logísticas o destruir centros de mando. De todo ello está necesitada con urgencia Ucrania, sobre todo por el bloqueo de la transferencia de ayuda militar de los Estados Unidos por parte del Congreso.
El presidente ucranio indicó, en sintonía con las cifras que aportan los mandos militares en el terreno, que sus fuerzas solo cuentan con un 25% de la munición de artillería necesaria para resistir al empuje ruso. Igual de evidente es la carestía de defensas antiaéreas: cada vez más misiles rusos están alcanzando sus objetivos en ciudades alejadas de los combates y los cazas del invasor atacan con más frecuencia en el frente sin miedo a ser derribados. “Si no tenemos el apoyo de Estados Unidos, quiere decir que no tenemos defensas antiaéreas, no tenemos misiles Patriot, no tenemos inhibidores contra la guerra electrónica, no tenemos munición de artillería. Quiere decir que iremos hacia atrás; retrocediendo, paso a paso”.
Chasiv Yar, objetivo inmediato
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Los pasos atrás ya se están produciendo. Rusia está poniendo toda la carne en el asador para conquistar Chasiv Yar, municipio a cinco kilómetros de Bajmut y determinante en el objetivo final del Kremlin: controlar el 40% de la provincia de Donetsk que continúa siendo parte de la Ucrania libre. Chasiv Yar está situada en una posición elevada desde la cual sería una presa fácil la vecina Kostiantinivka. Como indicaba este domingo el Centro de Estrategias de Defensa (CDS), instituto ucranio de estudios militares, “la conquista o el asedio de Kostiantinivka” cortaría la carretera que une el frente sur de Donetsk —el de Pokrovsk— con el del norte, que tiene en las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk sus bases de retaguardia. El CDS advirtió también de que una próxima embestida rusa ocurrirá al este de Sloviansk, desde la zona de Siversk, para ir preparando un futuro asedio sobre Kramatorsk. Sirskii confirmó que la estrategia rusa está planificada para intentar llegar en el futuro a Kramatorsk, algo que supondría, prácticamente, la pérdida ucrania de la provincia de Donetsk.
Sirskii aseguró el domingo que el alto mando ruso quiere capturar Chasiv Yar para el 9 de mayo, cuando Rusia conmemora la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. El margen de tiempo para lograrlo es muy ajustado, pese a que las tropas del Kremlin plantaron la semana pasada su bandera en Bogdanivka, una aldea que ya los sitúa en la periferia de Chasiv Yar. EL PAÍS visitó en febrero Chasiv Yar durante la primera fase del asedio ruso, que consistía en un sistemático castigo mediante artillería sobre el casco urbano. El 9 de abril se hizo público un vídeo de dos cazas rusos Su-25 sobrevolando el municipio y atacando posiciones ucranias sin recibir fuego antiaéreo, algo que hasta hace pocos meses era difícil de imaginar. En la segunda fase de la batalla, las fuerzas rusas han tanteado las defensas a pie del municipio y ahora se han iniciado las maniobras de asalto para cruzar el canal de agua de Sivertski Donets – Donbás, infraestructura que está sirviendo de barrera.
Desde el frente de Donetsk, el comandante Sirskii indicó el domingo que es necesario “mejorar la calidad de la formación [de los soldados], incluido el componente psicológico”, un comentario que se interpretó como una referencia al cansancio que acumulan cientos de miles de militares, que llevan más de dos años combatiendo. La nueva ley de movilización, aprobada la semana pasada, debe servir para incorporar a las Fuerzas Armadas cerca de 400.000 nuevos reclutas, pero estos no estarán listos para entrar en combate hasta bien entrado el verano.
Es, precisamente, en verano cuando se espera una gran ofensiva rusa. Rob Lee, uno de los analistas de referencia del conflicto en Ucrania, del estadounidense Instituto de Investigación en Política Exterior, escribió el sábado que Moscú quiere que Chasiv Yar caiga antes de verano, y desde ella, lanzar su campaña para los próximos meses de calor, los más idóneos para el movimiento de blindados. El jefe de los servicios de inteligencia del ministerio de Defensa ucranio, Kirilo Budanov, comentó el 7 de abril en la televisión alemana ARD que prevé el inicio de la ofensiva rusa para primeros de junio, con Chasiv Yar y Pokrovsk como botines a ganar. Budanov ―conocido por su tono desafiante y sus previsiones, a veces, demasiado optimistas― se mostró especialmente preocupado: “Sin el suficiente apoyo de Occidente, resistir será catastróficamente difícil”.
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